Apenas ha pasado un par de horas de su triunfal concierto en Punta Arenas y Dyango ya alista las maletas para emprender viaje a Salta, Argentina, su próximo destino artístico, donde de seguro tendrá el mismo éxito arrollador de su presentación en nuestra ciudad. Gentilmente, el ídolo de la canción romántica latina accedió ayer a conversar con La Prensa Austral sobre su actuación en Punta Arenas. La cita fue a las 13,45 horas en el café La Chocolatta del Hotel Dreams, en cuyo salón de eventos la noche del domingo último 1.400 personas tuvieron la oportunidad de presenciar un show de primer nivel.
Apenas llegamos a nuestro encuentro con el artista catalán lo primero que divisamos es a una serie de incondicionales seguidoras de Dyango esperando su turno para sacarse una fotografía junto él. Mientras aguardamos el término de la sesión de las fanáticas con su ídolo, observamos la sencillez y calidez del intérprete en el trato con sus admiradoras. Finalizado el ritual Dyango se acerca hacia nosotros y entablamos un diálogo que busca conocer un poco más de la faceta humana del cantante de la voz rasposa y las baladas románticas.
- ¿Qué sensaciones e impresión te llevas de la gala en Punta Arenas y del público que vino a aplaudirte?
- “Me di el lujo de poder ver qué clase de gente tenéis aquí. La gente es tan amable, tan cariñosa, para mí fue algo maravilloso. Me llevo la grata impresión que he de volver sí o sí. Y lo antes posible. Me pareció un público exquisito”.
- ¿Qué motiva a Dyango seguir cantando: dinero, fama, amor al oficio?
- “A esta altura de mi vida y mi carrera la fama, el dinero, la exposición, tiene un lugar secundario. Dyango sigue cantando por una razón muy sencilla: es un enamorado de su oficio y quien ha abrazado este oficio como yo lo he hecho no puede dejarlo. Es una cosa que llevo muy adentro de mí. Es imposible pensar que no voy a cantar más. Voy hacerlo mientras el público me quiera”.
- ¿Cómo es Dyango fuera del escenario, cuando las luces se han apagado y los aplausos se han extinguido?
- “Como la de un mortal cualquiera, como tú, como el vecino. Me gusta estar en mi hogar junto a los míos, seguir, por ejemplo, el fútbol, los sucesos que ocurren en el mundo. Soy un ser que trata de ser feliz con lo que tiene, con lo que ha conseguido. Intento siempre ser coherente con lo que digo y lo que hago. Por cierto que en esencia vivo y por y para la música. Siempre estoy pensando en mi carrera, en mi público y también practicando otra de mis pasiones que es la pintura. Pinto mucho y algunos de mis cuadros los vendo y otros los regalo para obras de caridad a través de sorteos, subastas, para Liga contra el cáncer, ONGs”.
- ¿A propósito de fútbol como es eso de que eres hincha de un equipo chileno, la Universidad de Chile?
- “El fútbol me encanta es mi locura, mi pasión. Incluso he jugado con los veteranos del equipo de mis amores, el Barcelona. He compartido cancha con grandes cracks del ‘Barza’, ya retirados, con fines benéficos. Y lo de hincha, como dicen ustedes, de la “U” es cierto. Soy un fan de la Universidad de Chile, pues porque su vestimenta lleva los colores azul y rojo de mi querido ‘Barza’ y porque estando yo en Chile para unas presentaciones a mediados de los años noventa, mi representante chileno Manolo Olalquiaga me invitó al estadio a ver un juego de la “U” y fue una tremenda impresión ver a esa hinchada maravillosa que son ‘Los de Abajo’ cantando mis canciones. Fue algo que me impactó y de allí surgió este idilio deportivo, si se puede llamar así, con vuestro equipo”.
- ¿Qué cosas detestas o te indigna de la vida?
- “Lo que más detesto y me violenta es el mal ejercicio del poder y de la política por parte de personas que realmente no tienen vocación de servicio público ni tampoco para trabajar por el bien común. Me indignan aquellos que sólo se arriman a estos ámbitos de la vida para conseguir beneficio propio con el fin de enriquecerse a costa de las penurias de quienes supuestamente dicen representar y defender. Pues eso me causa indignación, impotencia y tristeza”.
- ¿Significa lo mismo para ti cantar en grandes escenarios o hacerlo en otros lugares que a lo mejor son más modestos?
- “Para un artista de verdad, que ha abrazado este hermoso oficio de transmitir sentimientos y emociones a través de la música, te garantizo que sea donde fuere el lugar al que llegue a cantar la entrega para con el público será siempre la misma. Ya sea que lo hiciere en lugares de fama y renombre mundial como así también lo haga en una alejada e ignota localidad. Con audiencias de miles de personas o con unas cuantas, el cantor que ama su oficio siempre va entregar lo mejor de sí. Y créeme que yo no soy la excepción”.
- ¿Cómo explicas la vigencia de cantantes como Raphael, Camilo Sesto, Julio Iglesias y tú mismo, entre muchos otros artistas de tu época y su alto poder de convocatoria?
- “Pues habría que preguntárselo al público que nos sigue y nos soporta (risas), pero en realidad creo que muchos de mis colegas de mi país como así también de vuestro hermoso continente seguimos en la brecha por una razón sencilla: plasmamos en nuestras canciones las vivencias, emociones y sentimientos que la vida pone por delante a ti, a mí y y cualquier mortal. Porque los sentimientos y emociones de las personas, aquello que te sobrecoge y estremece, es algo universal que trasciende los linajes y cualquier diferencia social. Los seres humanos actuamos en base al amor, al desamor, a la felicidad, a la nostalgia, a la tristeza. Y no hay más vuelta que darle. El que quiera negar esta realidad está negándose a sí mismo como ser humano”.
- ¿Eres un agradecido de la vida?
- “Sin lugar a dudas. Soy un gran agradecido de la vida. Ante todo he tenido el privilegio de realizar lo que más me gusta, de concretar lo que comencé a estudiar desde los siete años, que es la música. También he tenido la suerte de ser una persona que va feliz por la vida porque mis metas y anhelos en gran medida se han cumplido. Además he tenido la fortuna de vivir de lo que ya te dije más me gusta y, por decirlo de algún modo, también he tenido la dicha de seguir haciendo lo que amo y que la gente no se haya olvidado de mí y me siga retribuyendo con su afecto y cariño. ¡Así que cómo no voy a ser un agradecido de la vida y de Dios!”.
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