Dyango es fiel a su cita «más o menos anual» con su
Barcelona natal (acaba de volver de Latinoamérica y en enero vuelve a
cruzar el Atlántico). Asegura sentirse «un poco más viejo y más loco». Y
anuncia que en los dos conciertos que ofrecerá el martes y el miércoles
en el Teatre Coliseum adelantará algunas piezas de su próximo compacto.
«Está ya grabado, pero en espera de encontrar una discográfica que le
dé el trato que se merece», aclara. Un disco que ya tiene título, 'El cantante', el mismo que una sus nuevas canciones en la que pide que no le hagan «dimitir del amor a la música».
«Lo
bueno de hacerse mayor es que estás más desinhibido. Yo siempre intento
cantar lo mejor que puedo, pero con una brizna de locura que a quien no
le guste que se aguante -insiste-. Me da por hablar más. 'Está más
dicharachero', dicen algunos. 'Qué pesado, por qué no se dedicará a
cantar', me critican otros».
Al intérprete de 'Lejos de los ojos' y 'Compasión', sus primeros e ineludibles éxitos, lo que piensen de él le da igual. Asegura estar acostumbrado a que su vida discurra entre dos realidades, la del Dyango famoso y
la de la persona que responde al nombre de José Gómez Romero. «Cuando
regresas al hotel te invade una soledad tremenda. Se baja el telón, se
apagan las luces y te das cuenta de que eres un polvo más de ese
escenario lleno».
HAMBURGUESA Y PAN BLANCO / Y sobre esto habla
también la letra que bautiza su próximo trabajo y que le ha hecho como
un traje a medida José Antonio Ogara. El artista recuerda
una anécdota que viene como anillo al dedo: «Después de un recital
apoteósico en Santo Domingo, llegué hambriento a mi habitación del hotel
y pedí que me trajeran una hamburguesa. Me exigieron que la abonara en
efectivo, pero no tenía la moneda local y dije que mejor firmaba para
que lo cargasen en mi cuenta. Pero insistieron en que no, que tenía que
ser en efectivo. Y el camarero acabó llevándosela mordida y todo».
En 'El cantante' incluirá una letra sobre el alzhéimer (su hermano murió de esta enfermedad). Y la pieza 'Pan blanco',
en la que recuerda que cuando su padre, también músico, lograba traer
pan blanco a casa «era una fiesta». «Refleja mi infancia. Esa pelota de
trapo con la que jugábamos a fútbol; mi primer amor, mi
profesora. Y, sobre todo, lo que suponía para mí escuchar la trompeta
de mi padre: me quedaba embobado». Su padre, que era republicano, ya
suspiraba por una Catalunya independiente. «Y lo será. No sé cuando, pero es una de las cosas más ilusionantes que viviremos».
HOMENAJE AL TANGO / En el álbum, Dyango rendirá un nuevo homenaje al tango y a ese Buenos Aires que le nombró hijo predilecto. Y donde arrasa. El año pasado fue la máxima figura del Festival del Tango de Justo Daract.
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