martes, 28 de diciembre de 2010

Dyango “Mi próximo disco será de boleros con el pianista Chucho Valdés”


Para hablar de esta actuación, de su disco de tangos y de otras cosas quedo con él, la cita es en el restaurante Goxua, un local acogedor en el que Emma y Marcelo, con Oliver al frente de los fogones, hacen amable la estancia. Iniciamos la charla hablando del disco que dedicó a la copla y de su repercusión en ese mundo tan especial del flamenco y los flamencólogos.
Este disco no es flamenco y la verdad es que no se lo que opinan del mismo los flamencos pero la gente de la copla ha sido muy considerada con este disco a pesar de que no es este mi estilo, en cambio las canciones son muy bonitas y ellos han visto algo diferente a lo que se acostumbra a hacer con la copla, digamos que he dado a la copla un estilo especial, el estilo Dyango, que es melódico cien por cien y donde las canciones están todas hechas con un gran respeto, podríamos decir que es mi homenaje a la copla, hay coplas magnificas que nadie había cantado con mi estilo, creo que es un disco que quedo muy majo.
Antes de que termine este año Dyango habrá vuelto al Palau de la Música Catalana, un lugar que ya casi considera como su propia casa.
Vuelvo al Palau, procuro ir siempre al Palau aunque hoy en día en Barcelona hay toda una serie de locales en perfectas condiciones para hacer un recital como el Liceu o l’Auditori, pero al que está acostumbrado a una cosa es difícil hacerle cambiar de mentalidad y a mi me cuesta mucho cambiar de escenario, debo ser un hombre de los más tradicionalistas del mundo. Estoy a gusto en este escenario y mientras pueda seguiré cantando en el Palau. Me gustaría cantar en el Palau el primer domingo de mayo que es el día de la madre, pero siempre está ocupado, y pienso que ese podría ser un buen regalo de los hijos a su madre, llevarla al Palau a escuchar cantar a Dyango. Algún día lo haré.
“Puñaladas en el alma” es un disco en el que no encontramos aquellos tangos tradicionales, aquellos que más se han escuchado a lo largo de la historia de la música bonaerense, aquellos que pueden tener tirón a la hora de las ventas.
Este disco es una de las obras de la que estoy más orgulloso, así como el de coplas me parece exquisito, especialmente por las letras que son de las más conocidas, en éste he escogido los tangos que a mi me gustan, por supuesto que no hay ninguno de los clásicos aunque sea más fácil vender tangos como “Volver” o “la Comparsita” pero yo no busco eso, yo busco lo que me gusta, mi publico es muy especial, si a mi me gusta a ellos también les agrada y como yo nunca reparo en historias siempre busco lo mejor de lo mejor a la hora de hacer un trabajo de grabación, he buscado el mejor arreglista, un argentino-americano, he grabado en Nueva York con los grandes instrumentistas de bandoneón que hay allí y he redondeado la grabación con los 60 profesores de la Orquesta Sinfónica de Praga.
Parece que Dyango tiene un cierta querencia a la hora de buscar los músicos que les acompañaran en la grabación de sus discos y se decide por profesores de orquestas del Este, el disco “Coplas” lo grabó con la Bratislava Symphony Orchestra y para arropar los tangos ha elegido la Sinfónica de Praga. Esta preferencia debe tener alguna explicación.
Los músicos del Este son muy profesionales y muy especialistas, se pasan desde las 9 de la mañana hasta las seis de la tarde todos los días del año tocando, son unos inmensos profesionales y con tan sólo una lectura de la partitura ya se puede pasar a hacer la grabación, por eso los elijo.

Dyango habla sobre la selección de canciones...


Dyango con su violín.
Para un cantante de tan larga trayectoria profesional debe ser difícil hacer una selección de las canciones de toda una vida para las dos horas que suele durar un recital.
En el Palau no cantaré especialmente las canciones de este disco, piensa que tengo 56 discos grabados y en cada uno de ellos siempre ha habido una canción que ha triunfado más que las otras y la gente viene a escuchar unas canciones concretas y si no se las ofreciera estaría en contra mía y con razón, al fin y al cabo son los que pagan para escuchar unas canciones determinadas. Haré una pequeña historia del tango, muy pequeña para que no se me tire encima el público y lógicamente seguiré cantando las canciones que la gente espera. Si tan sólo tuviera tres discos grabados podría cantar todas esas canciones en un recital. Me he dado cuenta que en los diversos recitales que he dado en todas las partes del mundo el público siempre espera con ganas esas canciones que han escuchado tantas y tantas veces.
En el último recital que presencié de Dyango vi entre el público mucha gente joven, cosa que puede extrañar a algunos dado el tipo de canción, más dada a la melodía, que interpreta.
Hay mucha gente joven que no se siente identificada con determinada música de la que se hace hoy en día, buscan algo que pueda expresar más los sentimientos, muchos de ellos han crecido con mi música que era la que escuchaban sus padres y buscan en mi a aquel cantante que les hizo feliz la infancia y la juventud, después ya pasan a otro tipo de música o bien se quedan con lo que yo hago. Para mi es una satisfacción y un orgullo cuando voy a hacer un recital en Buenos Aires ver un teatro lleno donde la mitad del público es gente joven que llora y canta conmigo las canciones, gente que, muchas veces, todavía no había nacido cuando esta canción triunfaba.
Me gustaría saber el recibimiento que ha tenido en Argentina un disco de tangos cantado por un catalán
El disco ha sido bien recibido en Argentina y te puedo asegurar que soy el único que sin ser argentino y, sin ser pedante, que ha entrado de verdad en el ambiente tanguista y allá me quieren y respetan igual que pueden querer y respetar a un cantante de tangos de aquellas tierras.
Más de 50 discos a lo largo de su carrera musical avalan que Dyango es un trabajador nato, un profesional que una vez terminado un proyecto ya lo está enlazando con otro.
Hay tantas cosas para hacer, en proyecto tengo dos cosas importantes, tengo ganas de hacer una cosa intima, tan intima que tan sólo me acompañará un pianista y, tal vez, algo de percusión, será un disco de boleros. El pianista será Chucho Valdés que junto con su familia son fans míos hasta el punto de que Chucho en alguna ocasión me ha pedido un autógrafo cuando el que se lo tenía que pedir a él soy yo. Creo que será un disco que irás a China o al Japón y el disco estará allí por el nombre de los dos aunque no entiendan la letra de las canciones, pero será tan grande el sentimiento que pondremos que les cautivará.
El cantante hizo estudios musicales en el Conservatorio y es habitual que en algún momento de sus conciertos toque la trompeta o el violín acompañando parte de sus canciones.
Soy músico de profesión, a mi el flirteo con el éxito y la fama nunca me han gustado, la música es lo más bonito que tenemos en la vida, he tenido la suerte de hacer el trabajo que me gusta. Llevo 44 años en el mundo de la canción y la gente no se olvida de mi.
Hablamos de saxofonistas y de cómo hacen hablar al instrumento y de cómo la música le ha ayudado a vivir, ama la música, tanto la que ha hecho él como la que han hecho los demás. Pero Dyango también es pintor y desde hace tiempo va llenando su casa con su obra pictórica.
Cada vez pinto más, me salen los cuadros por las orejas pero cada día haré menos exposiciones, no vale la pena cuando tan sólo vendes tres o cuatro cuadros. No me gusta vender mis cuadros, los considero una parte de mi y prefiero regalarlos a la gente que quiero, al menos así sé que cuando me vaya de este barrio alguien tendrá una cosa mía y que cuando la vea me recordará. Soy de la opinión que los pintores, que son grandes artistas, han tenido la mala suerte de que los aplausos no los han tenido, yo eso lo he tenido por la música pero a mi el éxito o los aplausos es una cosa que me resbala. Una vez en Nueva York en uno de mis recitales estaba presente un gran pintor ya desaparecido, Manuel Bea, nadie le había aplaudido nunca y aquel día dije que en el teatro estaba el mejor pintor de España, el foco le iluminó mientras quedaba sorprendido y todo el Carnegie Hall se puso en pie aplaudiéndole y estoy seguro que aquel fue un día muy especial para él. A los cantantes el aplauso nos llega muchas más veces.

Dyango habla de football...



Dyango en una de sus actuaciones.
Ahora toca hablar de fútbol, tanto el cantante como yo somos fieles seguidores del Barça pero llevamos ya unas temporadas que después de sufrir estamos al borde del éxtasis.
Nadie podía imaginar que el futbol podía llegar a ser la perfección hasta la llegada de este año que con su juego nuestro equipo esta rizando el rizo, es un arte lo que hacen, los demás querrán ser como el Barça, se gastarán el dinero pero no podrán serlo y todo ello se debe a Núñez y la Masía, la escuela que él creo, el Barça es una lección de cómo hacer bien las cosas, es un orgullo ir por diversos países y ver por todas partes la camiseta azulgrana. Hemos sufrido durante años sin ganar la liga la preponderancia del Madrid, las ironías de tantos amigos madrileños que ahora tienen que aguantarse.
Barcelonés de pura cepa le pido que me hable del lugar que más aprecia en la ciudad, que desde luego, ya no es la de su niñez.
El corazón lo tengo siempre en el Mercat de Sant Antoni, el barrio donde nací, en la plaza donde jugábamos de niños con una pelota de trapo porque no había para otra cosa, recuerdo con añoranza cuando salíamos corriendo porque llegaba el municipal, han pasado los años y tal vez la época divina de mi vida fue disfrutar de aquella infancia, aquel barrio para mi es un barrio maravilloso. Fui un niño de posguerra pero muy feliz, creo que todos los niños de aquellos años fuimos muy felices, no conocíamos nada más, mis hijos y mis nietos si que han conocido otras cosas diferentes pero no han disfrutado lo que disfruté yo.
Terminamos hablando de aquellos infantiles partidos de fútbol callejero con las carteras del colegio haciendo de improvisadas porterías, de los Fiat Balilla o los coches con gasógeno que, de tanto en tanto, interrumpían nuestro juego y de la fuerza de las madres de la época, la suya acaba de cumplir 100 años y todavía lee sin gafas, fuerza que les venía de todos los sufrimientos por los que tuvieron que pasar para dar de comer a los hijos, a aquellos niños, que, como nosotros, no queríamos comer el pan negro de la posguerra ni cenar “farinetas”, aquella especie de sopa hecha con agua y harina de cereales, generalmente maíz ya que el trigo escaseaba.